Ayer tuve oportunidad de escuchar a Marcelo Ebrard en el marco del ciclo de conferencias ¿Hacia dónde va la Izquierda? ofrecido por El Colegio de México. Mencionaba la necesidad de una izquierda unida y coherente que hiciera un contrapeso pragmático a los poderes fácticos que se enseñorean del país. El problema a solucionar - para la izquierda - es lograr integrar a los diferentes movimientos que se asumen de esa ideología y que van desde los grupos guerrilleros y marxistas hasta los socialdemócratas y de centro izquierda, en un bloque unificado que ofrezca soluciones a los problemas, ya no sólo de la añeja clase pobre, sino también que se asuma defensora de los intereses de una clase media cada vez más encogida. Cuestionaba el crecimiento y los enormes beneficios de las grandes empresas en un país en recesión, lo cual contrasta tristemente con la situación que enfrentan las pequeñas y medianas empresas (PyMEs). Fue claro: ¿cómo puede crecer la economía si el sector crediticio está cerrado a las PyMEs que necesitan financiamiento?. Y todavía hay quien pregunta ¿por qué no crece la economía?, bueno, con estas condiciones, ¡lo raro sería que lo hiciera!
Viene esto a cuento porque justo un día antes escuchaba a Enrique Gómez-Gordillo Ruelas, consultor de empresas, decir que pareciera que en este país el ser empresario es delito que se persigue de oficio: nos echan encima a Hacienda, al IMSS, a la Junta de Conciliación y Arbitraje. Los perredistas dicen que mueran los empresarios, los banqueros no te prestan..., entonces la cuestión no es tan sencilla. Hay matices que deben ser tomados en cuenta. Ni todos los de izquierda piden quemar en la hoguera al empresario, ni todos los de derecha parecen preocuparse mucho por lograr en el país un florecimiento de la Iniciativa Privada (Decía un connotado hombre de negocios y otrora líder del Consejo Coordinador Empresarial: Ahora la iniciativa privada parece privada de iniciativa).
Ciertamente el esquema de país que tenemos no nos está llevando, como mexicanos, a buen puerto. Es necesario un gran ajuste de tuercas y eso sólo se podrá lograr con un sistema de contrapesos y equilibrios, y de representatividad real de la ciudadanía en los foros donde se toman las decisiones. Digo, cuando un líder de la izquierda y un consejero de negocios coinciden en señalar el problema económico frente a los de derecha que permiten que suceda, pues, ¿cómo que algo debe andar realmente mal, no?.
El ejemplo
El ejemplo
